12
El día que el Señor
les dio a los israelitas la victoria sobre los amorreos, Josué oró al Señor
delante de todo el pueblo de Israel y dijo:
«Que el sol se detenga sobre Gabaón,
y la luna, sobre el valle de Ajalón».
13
Entonces el sol se detuvo y la luna se quedó en su sitio hasta que la nación de Israel terminó de derrotar a sus enemigos.
¿Acaso no está registrado ese suceso en
?
El sol se detuvo en medio del cielo y no se ocultó como en un día normal.
14
Jamás, ni antes ni después, hubo un día como ese, cuando el Señor
contestó semejante oración. ¡Sin duda, ese día el Señor
peleó por Israel!
15
Después Josué y el ejército israelita regresaron a su campamento, en Gilgal.
16
Josué mata a los cinco reyes del sur
Durante la batalla, los cinco reyes escaparon y se escondieron en una cueva, en Maceda.
17
Cuando Josué oyó que los habían encontrado,
18
dio la siguiente orden: «Cubran la abertura de la cueva con rocas grandes y pongan guardias en la entrada, para mantener adentro a los reyes.
19
Los demás continúen persiguiendo a los enemigos y mátenlos por la retaguardia. No los dejen volver a sus ciudades, porque el Señor
, Dios de ustedes, les ha dado la victoria sobre ellos».
20
Entonces Josué y el ejército israelita continuaron con la masacre y derrotaron al enemigo por completo. Exterminaron totalmente a los cinco ejércitos con excepción de un pequeño grupo que logró llegar a sus ciudades fortificadas.
21
Luego los israelitas volvieron a salvo al campamento de Maceda, donde estaba Josué. Después de eso, nadie se atrevió a decir ni una sola palabra en contra de Israel.
22
Luego Josué dijo: «Quiten las rocas que cubren la abertura de la cueva y tráiganme a los cinco reyes».