3
Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape.
4
Su parecer, como parecer de caballos; y como gente de a caballo correrán.
5
Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como fuerte pueblo aparejado para la batalla.
6
Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes.
7
Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán la muralla; y cada cual irá en sus caminos, y no torcerán sus sendas.
8
Ninguno apretará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán.
9
Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones.
10
Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
11
Y el SEÑOR dará su voz delante de su ejército; porque muchos son sus reales y fuertes, que ponen en efecto su palabra; porque grande es el día del SEÑOR, y muy terrible; ¿y quién lo podrá sufrir?
12
Por eso pues, ahora, dice el SEÑOR, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto.
13
Y romped vuestro corazón, y no vuestros vestidos; y convertíos al SEÑOR vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo.
14
¿Quién sabe si se convertirá, y se arrepentirá, y dejará bendición tras de él, presente y libación para el SEÑOR Dios vuestro?
15
Tocad trompeta en Sion, pregonad ayuno, llamad a congregación.
16
Congregad al pueblo, santificad la reunión, juntad a los viejos, congregad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.
17
Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, y digan: Perdona, oh SEÑOR, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que los gentiles se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
18
Y el SEÑOR, celará su tierra, y perdonará a su pueblo.
19
Y responderá el SEÑOR, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, y mosto, y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre los gentiles.
20
Y haré alejar de vosotros al del aquilón, y lo echaré en la tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor; y subirá su pudrición, porque se engrandeció.
21
Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque el SEÑOR hizo grandes cosas.
22
Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.
23
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en el SEÑOR vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia arregladamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
24
Y las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.
25
Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi gran ejército que envié contra vosotros.
26
Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el Nombre del SEÑOR vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.
27
Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.
28
Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
29
Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
30
Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
31
El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del SEÑOR.
32
Y será que cualquiera que invocare el Nombre del SEÑOR, escapará; porque en el Monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como el SEÑOR ha dicho, y en los que quedaren, a los cuales el SEÑOR habrá llamado.