17
Que los sacerdotes, quienes sirven en la presencia del Señor
,
se levanten y lloren entre la entrada del templo y el altar.
Que oren: “¡Perdona a tu pueblo, Señor
!
No permitas que tu preciada posesión se convierta en objeto de burla.
No dejes que lleguen a ser la burla de los extranjeros incrédulos que dicen:
“¿Los ha abandonado el Dios de Israel?”».
18
El Señor
promete restauración
Entonces el Señor
se compadecerá de su pueblo
y guardará celosamente el honor de su tierra.
19
El Señor
responderá:
«¡Miren!, les envío grano, vino nuevo y aceite de oliva,
suficiente para satisfacer sus necesidades.
Ya no serán objeto de burla
entre las naciones vecinas.
20
Expulsaré a esos ejércitos que vienen del norte.
Los enviaré a tierra árida y desolada.
Los que van a la vanguardia serán arrojados al mar Muerto,
y los de la retaguardia al Mediterráneo.
El hedor de sus cuerpos en descomposición se elevará sobre la tierra».
¡Realmente el Señor
ha hecho grandes cosas!
21
No temas, pueblo mío.
Alégrate ahora y regocíjate
porque el Señor
ha hecho grandes cosas.
22
No teman, animales del campo,
porque pronto los pastos del desierto recobrarán su verdor.
Los árboles volverán a colmarse de fruto;
las higueras y las vides se llenarán una vez más.
23
¡Alégrense, habitantes de Jerusalén!
¡Alégrense en el Señor
su Dios!
Pues la lluvia que él envía demuestra su fidelidad.
Volverán las lluvias de otoño,
así como las de primavera.
24
El grano volverá a amontonarse en los campos de trillar
y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite de oliva.
25
El Señor
dice: «Les devolveré lo que perdieron
a causa del pulgón, el saltamontes,
la langosta y la oruga.
Fui yo quién envió ese gran ejército destructor en contra de ustedes.
26
Volverán a tener toda la comida que deseen
y alabarán al Señor
su Dios,
que hace esos milagros para ustedes.
Nunca más mi pueblo será avergonzado.
27
Entonces sabrán que yo estoy en medio de mi pueblo Israel,
que yo soy el Señor
su Dios, y que no hay otro.
Nunca más mi pueblo será avergonzado.