9
porque nosotros nacimos apenas ayer, y no sabemos nada;
nuestros días sobre la tierra son tan fugaces como una sombra.
10
Sin embargo, los que vivieron antes que nosotros te enseñarán;
te enseñarán la sabiduría de antaño.
11
»¿Pueden crecer altas las cañas del papiro donde no hay pantanos?
¿Pueden crecer en abundancia las hierbas de pantano donde no hay agua?
12
Cuando están floreciendo y aún no están listas para ser cortadas,
empiezan a marchitarse más rápido que la hierba.
13
Lo mismo les ocurre a todos los que se olvidan de Dios;
las esperanzas de los que viven sin Dios se evaporan.
14
Su confianza pende de un hilo;
se apoyan en una tela de araña.
15
Se aferran a su hogar para sentirse seguros, pero esa seguridad no durará;
intentan retenerla con firmeza, pero no permanecerá.
16
Los que no tienen a Dios parecen una planta frondosa que crece al sol,
y que extiende sus ramas por el jardín;
17
sus raíces penetran entre las piedras
y se sujetan a las rocas;
18
pero cuando se la arranca de raíz,
¡es como si nunca hubiera existido!
19
Así termina su vida,
y del suelo brotan otras plantas para reemplazarla.