12
Cuando están floreciendo y aún no están listas para ser cortadas,
empiezan a marchitarse más rápido que la hierba.
13
Lo mismo les ocurre a todos los que se olvidan de Dios;
las esperanzas de los que viven sin Dios se evaporan.
14
Su confianza pende de un hilo;
se apoyan en una tela de araña.
15
Se aferran a su hogar para sentirse seguros, pero esa seguridad no durará;
intentan retenerla con firmeza, pero no permanecerá.
16
Los que no tienen a Dios parecen una planta frondosa que crece al sol,
y que extiende sus ramas por el jardín;
17
sus raíces penetran entre las piedras
y se sujetan a las rocas;
18
pero cuando se la arranca de raíz,
¡es como si nunca hubiera existido!
19
Así termina su vida,
y del suelo brotan otras plantas para reemplazarla.
20
»Sin embargo, mira, Dios no rechazará a una persona íntegra,
tampoco dará una mano a los malvados.
21
Él volverá a llenar tu boca de risas
y tus labios con gritos de alegría.
22
Los que te odian se vestirán de vergüenza,
y el hogar de los malvados será destruido».