22
»La tremenda fuerza del cuello del Leviatán
infunde terror dondequiera que va.
23
Su carne es dura y firme
y no se puede traspasar.
24
Su corazón es duro como la roca,
duro como piedra de molino.
25
Cuando se levanta, los poderosos tienen miedo;
el terror se apodera de ellos.
26
No hay espada que pueda detenerlo
ni lanza, ni dardo, ni jabalina.
27
El hierro no es más que paja para esa criatura,
y el bronce, madera podrida.
28
Las flechas no lo hacen huir;
las piedras tiradas con honda son como trocitos de hierba.
29
Los garrotes son como una brizna de hierba,
y se ríe del silbido de las jabalinas.
30
Su vientre está cubierto de escamas tan afiladas como el vidrio;
escarba el suelo cuando se arrastra por el barro.
31
»El Leviatán hace hervir el agua con su sacudimiento;
agita las profundidades como una olla de ungüento.
32
Deja en su estela agua reluciente
que hace que el mar parezca blanco.