10
Bien, vístete de tu gloria y esplendor,
de tu honor y majestad.
11
Da rienda suelta a tu enojo;
deja que se derrame contra los orgullosos.
12
Humíllalos con una mirada;
pisa a los malvados allí donde están.
13
Entiérralos en el polvo;
enciérralos en el mundo de los muertos.
14
Entonces hasta yo te elogiaría,
porque tu propia fuerza te podría salvar.
15
»Echa un vistazo al Behemot,
a quien hice, al igual que a ti.
Come hierba como un buey.
16
Mira qué fuertes son sus lomos
y los músculos de su vientre.
17
Su rabo es tan fuerte como un cedro;
los tendones de sus muslos se entrelazan.
18
Sus huesos son tubos de bronce;
sus extremidades son barras de hierro.
19
Es un excelente ejemplo de la obra de Dios,
y solo su Creador puede amenazarlo.
20
Las montañas le ofrecen su mejor alimento,
donde juegan los animales salvajes.
21
Se tiende bajo los lotos
donde los juncos del pantano lo esconden.
22
Las plantas de loto le dan sombra
entre los sauces junto al arroyo.
23
El río tempestuoso no le molesta,
ni le preocupa cuando el creciente Jordán se arremolina a su alrededor.
24
Nadie puede sorprenderlo con la guardia baja
ni ponerle un aro en la nariz para llevárselo.