3
»Antes alentabas a mucha gente
y fortalecías a los débiles.
4
Tus palabras daban apoyo a los que caían;
animabas a los de rodillas temblorosas.
5
Sin embargo, ahora que las desgracias te acosan, te desanimas;
te llenas de miedo cuando te afectan a ti.
6
¿No te da confianza tu reverencia a Dios?
¿No te da esperanza tu vida de integridad?
7
»¡Detente a pensar! ¿Mueren los inocentes?
¿Cuándo han sido destruidos los justos?
8
La experiencia me dice que los que siembran problemas
y cultivan el mal, eso cosecharán.
9
Un soplo de Dios los destruye
y se desvanecen con una ráfaga de su enojo.
10
Ruge el león y gruñen los gatos monteses,
pero a los leones fuertes se les romperán los dientes.
11
El feroz león morirá de hambre por falta de presa,
y los cachorros de la leona serán dispersados.
12
»En secreto recibí esta verdad,
como si me la hubieran susurrado al oído.
13
Me llegó en una inquietante visión durante la noche,
cuando la gente duerme profundamente.
14
El miedo se apoderó de mí,
y mis huesos temblaron.
15
Un espíritu
pasó frente a mi cara,
y se me pusieron los pelos de punta.
16
El espíritu se detuvo, pero no pude ver su forma;
había una silueta delante de mis ojos.
En el silencio, oí una voz que dijo:
17
“¿Puede un mortal ser inocente ante Dios?
¿Puede alguien ser puro ante el Creador?”.
18
»Si Dios no confía en sus propios ángeles
y acusa a sus mensajeros de necedad,
19
¡cuánto menos confiará en los seres humanos hechos de barro!
Están hechos de polvo, son aplastados tan fácilmente como una polilla.
20
Están vivos en la mañana pero muertos por la tarde
y desaparecen para siempre sin dejar rastro.
21
Se les arrancan las cuerdas, se derrumba la carpa
y mueren en ignorancia.