30
Él no deja que los incrédulos gobiernen,
para que no sean una trampa para la gente.
31
»¿Por qué la gente no le dice a Dios: “He pecado
pero no volveré a pecar”?
32
O bien: “No sé qué mal hice, dímelo;
si he actuado mal, me detendré de inmediato”.
33
»¿Debe Dios adaptar su justicia a tus exigencias
a pesar de que lo hayas rechazado?
La elección es tuya, no mía.
Adelante, haznos partícipes de tu sabiduría.
34
Después de todo, las personas inteligentes me dirán
y la gente sabia me oirá decir:
35
“Job habla por ignorancia;
sus palabras carecen de percepción”.
36
Job, te mereces la pena máxima
por tu manera malvada de responder.
37
Pues a tu pecado has añadido rebelión;
no muestras ningún respeto
y dices muchas palabras de enojo contra Dios».