19
El hombre es castigado también con dolor en su lecho, y con queja continua en sus huesos,
20
para que su vida aborrezca el pan, y su alma el alimento favorito.
21
Su carne desaparece a la vista, y sus huesos que no se veían, aparecen.
22
Entonces su alma se acerca a la fosa, y su vida a los que causan la muerte.
23
Si hay un ángel que sea su mediador, uno entre mil, para declarar al hombre lo que es bueno para él,
24
y que tenga piedad de él, y diga: "Líbralo de descender a la fosa, he hallado su rescate";
25
que su carne se vuelva más tierna que en su juventud, que regrese a los días de su vigor juvenil.
26
Entonces orará a Dios, y El lo aceptará, para que vea con gozo su rostro, y restaure su justicia al hombre.
27
Cantará él a los hombres y dirá: "He pecado y pervertido lo que es justo, y no es apropiado para mí.
28
"El ha redimido mi alma de descender a la fosa, y mi vida verá la luz."
29
He aquí, Dios hace todo esto a menudo con los hombres,
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para rescatar su alma de la fosa, para que sea iluminado con la luz de la vida.
31
Pon atención, Job, escúchame; calla, y déjame hablar.
32
Si algo tienes que decir, respóndeme; habla, porque deseo justificarte.
33
Si no, escúchame; calla, y te enseñaré sabiduría.