16
¿Por qué no me enterraron como a un niño que nace muerto,
como a un niño que nunca vivió para ver la luz?
17
Pues una vez muertos, los malvados no causan más problemas
y los cansados encuentran reposo.
18
Aun los cautivos logran tranquilidad en la muerte,
donde no hay guardias que los maldigan.
19
El rico y el pobre están allí,
y el esclavo se libera de su dueño.
20
»Oh, ¿por qué dar luz a los desdichados,
y vida a los amargados?
21
Ellos desean la muerte, pero no llega;
buscan la muerte con más fervor que a tesoro escondido.
22
Se llenan de alegría cuando finalmente mueren,
y se regocijan cuando llegan a la tumba.
23
¿Por qué dar vida a los que no tienen futuro,
a quienes Dios ha rodeado de dificultades?
24
No puedo comer a causa de mis suspiros;
mis gemidos se derraman como el agua.
25
Lo que yo siempre había temido me ocurrió;
se hizo realidad lo que me horrorizaba.
26
No tengo paz ni tranquilidad;
no tengo descanso; sólo me vienen dificultades».