2
«Juro por el Dios viviente, quien me ha quitado los derechos,
por el Todopoderoso, quien llenó mi alma de amargura.
3
Mientras viva,
mientras Dios me dé aliento,
4
mis labios no pronunciarán maldad
y mi lengua no hablará mentiras.
5
Jamás admitiré que ustedes tengan la razón;
defenderé mi integridad hasta la muerte.
6
Insistiré en mi inocencia sin vacilar;
mientras viva, mi conciencia estará tranquila.
7
»Que mi enemigo sea castigado como los malvados,
y mi adversario como aquellos que hacen maldad.
8
Pues, ¿qué esperanza tienen los incrédulos cuando Dios acaba con ellos
y les quita la vida?
9
¿Escuchará Dios su clamor
cuando la desgracia venga sobre ellos?
10
¿Pueden deleitarse en el Todopoderoso?
¿Pueden clamar a Dios cuando quieran?
11
Yo les enseñaré acerca del poder de Dios;
no esconderé nada con respecto al Todopoderoso.
12
Aunque ustedes han visto todo esto,
sin embargo, me dicen estas cosas inútiles.
13
»Esto es lo que los malvados recibirán de Dios;
esta es la herencia del Todopoderoso.
14
Quizás tengan muchos hijos,
pero sus hijos morirán en la guerra o de hambre.
15
A los sobrevivientes los matará una plaga
y ni siquiera las viudas llorarán por ellos.
16
»Tal vez la gente malvada tenga montones de dinero
y amontonen mucha ropa,
17
pero los justos usarán esa ropa
y los inocentes se repartirán ese dinero.
18
Los malvados construyen casas tan frágiles como una tela de araña,
tan débiles como un refugio hecho de ramas.
19
Los malvados se acuestan siendo ricos
pero, cuando despiertan, descubren que toda su riqueza se ha esfumado.
20
El terror los anega como una inundación
y son arrastrados por las tormentas de la noche.
21
El viento del oriente se los lleva, y desaparecen;
los arrasa por completo.
22
Se arremolina en torno a ellos sin misericordia.
Luchan por huir de su poder,