1
Séptimo discurso de Job: respuesta a Zofar
Entonces Job habló de nuevo:
2
«Escuchen con atención lo que digo;
es una forma de consolarme.
3
Ténganme paciencia y déjenme hablar.
Después de que haya hablado, podrán seguir burlándose de mí.
4
»Mi queja es con Dios, no con la gente.
Tengo buenas razones para estar tan impaciente.
5
Mírenme y quédense atónitos;
tápense la boca con la mano, totalmente sorprendidos.
6
Cuando pienso en lo que estoy diciendo, me estremezco
y mi cuerpo tiembla.
7
»¿Por qué prosperan los malvados
mientras se vuelven viejos y poderosos?
8
Llegan a ver a sus hijos crecidos y establecidos,
y disfrutan de sus nietos.
9
Sus hogares no corren ningún peligro,
y Dios no los castiga.
10
Sus toros nunca dejan de procrear;
sus vacas tienen terneros y nunca pierden sus crías.
11
Dejan brincar a sus niños como corderitos;
sus pequeños saltan y bailan,
12
cantan con panderetas y arpas
y celebran al sonido de la flauta.
13
Pasan sus días con prosperidad;
luego van a la tumba
en paz.
14
Sin embargo, le dicen a Dios: “Vete,
no queremos nada de ti ni de tus caminos.
15
¿Quién es el Todopoderoso y por qué debemos obedecerle?
¿En qué nos beneficiará orar?”.