13
»Ahora quédense en silencio y déjenme en paz.
Permítanme hablar y afrontaré las consecuencias.
14
Así es, me jugaré la vida
y diré lo que realmente pienso.
15
Dios podría matarme, pero es mi única esperanza;
voy a presentar mi caso ante él.
16
Esto es lo que me salvará: no soy ningún impío.
Si lo fuera, no podría estar delante de él.
17
»Presten mucha atención a lo que voy a decir;
escúchenme hasta el final.
18
He preparado mi defensa;
seré declarado inocente.
19
¿Quién puede discutir conmigo sobre esto?
Y si demuestran que estoy equivocado, me quedaré callado y moriré.
20
Job pregunta cómo pecó
»Oh, Dios, concédeme estas dos cosas
y entonces podré enfrentarme contigo:
21
quítame de encima tu mano dura
y no me atemorices con tu temible presencia.
22
Ahora llámame, ¡y te responderé!
O deja que te hable y contéstame tú.
23
Dime, ¿qué he hecho mal?
Muéstrame mi rebelión y mi pecado.
24
¿Por qué te alejas de mí?
¿Por qué me tratas como a tu enemigo?
25
¿Atemorizarías a una hoja llevada por el viento?
¿Perseguirías a la paja seca?
26
»Escribes amargas acusaciones en mi contra
y sacas a relucir todos los pecados de mi juventud.
27
Pones mis pies en el cepo,
examinas todos mis caminos
y rastreas todas mis pisadas.
28
Me consumo como madera que se pudre,
como un abrigo carcomido por la polilla.