9
Satanás le respondió al Señor
:
—Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios:
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siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es!
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Así que extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!
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—Muy bien, puedes probarlo —dijo el Señor
a Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico.
Entonces Satanás salió de la presencia del Señor
.
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Un día cuando los hijos y las hijas de Job celebraban en casa del hermano mayor,
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llegó un mensajero a casa de Job con las siguientes noticias: «Sus bueyes estaban arando y los burros comiendo a su lado,
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cuando los sabeanos nos asaltaron. Robaron todos los animales y mataron a los trabajadores, y yo soy el único que escapó para contárselo».
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Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó otro con esta noticia: «Cayó del cielo el fuego de Dios y calcinó a las ovejas y a todos los pastores; yo soy el único que escapó para contárselo».
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Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó un tercero con esta noticia: «Tres bandas de saqueadores caldeos robaron sus camellos y mataron a los sirvientes; yo soy el único que escapó para contárselo».
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No había terminado de hablar el tercer mensajero cuando llegó otro con esta noticia: «Sus hijos e hijas estaban festejando en casa del hermano mayor y,
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de pronto, un fuerte viento del desierto llegó y azotó la casa por los cuatro costados. La casa se vino abajo y todos ellos murieron; yo soy el único que escapó para contárselo».