23
Había noventa y seis granadas a los lados, y un total de cien en la red alrededor de la parte superior.
24
Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los tres porteros principales.
25
De la gente que seguía escondida en la ciudad, se llevó a un oficial que había estado al mando del ejército judío, a siete de los consejeros personales del rey, al secretario principal del comandante del ejército, quien estaba a cargo del reclutamiento, y a otros sesenta ciudadanos.
26
Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó a todos ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla.
27
Allí, en Ribla, en la tierra de Hamat, el rey de Babilonia mandó que los ejecutara a todos. Así que el pueblo de Judá fue expulsado de su tierra y llevado al destierro.
28
El número de cautivos llevados a Babilonia en el séptimo año del reinado de Nabucodonosor
fue de tres mil veintitrés.
29
Más adelante, en el año dieciocho de Nabucodonosor,
se llevó a ochocientos treinta y dos más.
30
En el año veintitrés del reinado de Nabucodonosor,
él envió a Nabuzaradán, capitán de la guardia, quien se llevó consigo a setecientos cuarenta y cinco más, un total de cuatro mil seiscientos cautivos.
31
Esperanza para la descendencia real de Israel
En el año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil-merodac ascendió al trono de Babilonia. El nuevo rey fue bondadoso con Joaquín
y lo puso en libertad el 31 de marzo de ese año.
32
Le habló con amabilidad y le dio una posición superior a la de los demás reyes exiliados en Babilonia.
33
Le proporcionó a Joaquín ropa nueva para reemplazar la ropa de prisionero y le permitió comer en presencia del rey por el resto de su vida.