4
Caerán muertos en la tierra de los babilonios,
acuchillados en sus calles.
5
Pues el Señor
de los Ejércitos Celestiales
no ha abandonado a Israel ni a Judá.
Todavía es su Dios,
aunque su tierra se llenó de pecado
contra el Santo de Israel».
6
¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvense a sí mismos!
¡No queden atrapados en su castigo!
Es el tiempo de la venganza del Señor
,
él le dará su merecido.
7
Babilonia ha sido como copa de oro en las manos del Señor
,
copa que hizo emborrachar a todo el mundo.
Las naciones bebieron del vino de Babilonia
y se enloquecieron.
8
Pero repentinamente, cayó también Babilonia.
Lloren por ella.
Denle medicina,
quizá todavía pueda sanarse.
9
La habríamos ayudado si hubiéramos podido,
pero ya nada se puede hacer por ella.
Déjenla ir; abandónenla.
Regresen ahora a su propio país.
Pues su castigo llega hasta los cielos;
es tan grande que no se puede medir.
10
El Señor
nos ha hecho justicia.
Vengan, anunciemos en Jerusalén
todo lo que hizo el Señor
nuestro Dios.
11
¡Afilen las flechas!
¡Alcen los escudos!
Pues el Señor
ha incitado a los reyes de Media
a que marchen contra Babilonia y la destruyan.
Esta es su venganza contra los que
profanaron su templo.
12
¡Levanten la bandera de guerra contra Babilonia!
Refuercen la guardia y pongan centinelas.
Preparen la emboscada
porque el Señor
llevará a cabo todos sus planes contra Babilonia.
13
Tú eres una ciudad junto a un gran río,
un gran centro comercial,
pero tu fin ha llegado.
Se cortó el hilo de tu vida.
14
El Señor
de los Ejércitos Celestiales hizo este voto
y lo juró por su propio nombre:
«Tus ciudades se llenarán de enemigos,
como campos plagados de langostas,
y cantarán victoria sobre ti».