9
Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros sueños, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.
10
Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis.
11
Mas la gente que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia, y le sirviere, la haré dejar en su tierra, dijo el SEÑOR, y la labrará, y morará en ella.
12
Y hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid.
13
¿Por qué moriréis, tú y tu pueblo, a cuchillo, de hambre, y de pestilencia, de la manera que ha dicho el SEÑOR a la gente que no sirviere al rey de Babilonia?
14
No oigáis las palabras de los profetas que os hablan, diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.
15
Porque yo no los envié, dice el SEÑOR, y ellos profetizan falsamente en mi nombre, para que yo os arroje, y perezcáis, vosotros y los profetas que os profetizan.
16
También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé, diciendo: Así dijo el SEÑOR: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: He aquí que los vasos de la Casa del SEÑOR volverán de Babilonia ahora presto. Porque os profetizan mentira.
17
No los oigáis; servid al rey de Babilonia, y vivid: ¿por qué ha de ser desierta esta ciudad?
18
Y si ellos son profetas, y si es con ellos palabra del SEÑOR, oren ahora al SEÑOR de los ejércitos, que los vasos que han quedado en la Casa del SEÑOR y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.
19
Porque así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos de aquellas columnas, y del mar, y de las basas, y del resto de los vasos que quedan en esta ciudad,