23
¿Soy acaso Dios solo de cerca? —dice el Señor
—,
no, al mismo tiempo estoy lejos.
24
¿Puede alguien esconderse de mí en algún lugar secreto?
¿Acaso no estoy en todas partes en los cielos y en la tierra?
—dice el Señor
.
25
»He oído a estos profetas decir: “Escuchen el sueño que Dios me dio anoche”. Y después pasan a decir mentiras en mi nombre.
26
¿Hasta cuándo seguirá esto? Si son profetas, son profetas del engaño, pues inventan todo lo que dicen.
27
Con decir estos sueños falsos, pretenden hacer que mi pueblo me olvide, tal como lo hicieron sus antepasados, al rendir culto a los ídolos de Baal.
28
»Que estos falsos profetas cuenten sus sueños,
pero que mis verdaderos mensajeros proclamen todas mis palabras con fidelidad.
¡Hay diferencia entre la paja y el grano!
29
¿No quema mi palabra como el fuego?
—dice el Señor
—.
¿No es como un martillo poderoso
que hace pedazos una roca?
30
»Por lo tanto —dice el Señor
—, estoy en contra de estos profetas que se roban mensajes el uno al otro y alegan que provienen de mí.
31
Estoy en contra de estos profetas que con mucha labia dicen: “¡Esta profecía es del Señor
!”.
32
Yo estoy contra estos falsos profetas. Sus sueños imaginarios son mentiras descaradas que llevan a mi pueblo a pecar. Yo no los envié ni los nombré, y no tienen ningún mensaje para mi pueblo. ¡Yo, el Señor
, he hablado!
33
Falsas profecías y falsos profetas
»Supongamos que alguien del pueblo o uno de los profetas o sacerdotes te pregunta: “Y ahora, ¿qué profecía te ha encargado el Señor
?”. Debes responder: “¡Ustedes son la carga!
¡El Señor
dice que los abandonará!”.