11
¿Alguna vez una nación ha cambiado sus dioses por otros,
aun cuando no son dioses en absoluto?
¡Sin embargo, mi pueblo ha cambiado a su glorioso Dios
por ídolos inútiles!
12
Los cielos están espantados ante semejante cosa
y retroceden horrorizados y consternados
—dice el Señor
—.
13
Pues mi pueblo ha cometido dos maldades:
me ha abandonado a mí
—la fuente de agua viva—
y ha cavado para sí cisternas rotas
¡que jamás pueden retener el agua!
14
Los resultados del pecado de Israel
»¿Por qué Israel se ha convertido en esclavo?
¿Por qué se lo han llevado como botín?
15
Leones fuertes rugieron contra él,
y la tierra ha sido destruida.
Ahora las ciudades están en ruinas,
ya nadie vive en ellas.
16
Los egipcios, en pie de guerra, llegaron desde sus ciudades de Menfis
y Tafnes,
han destruido la gloria y el poder de Israel.
17
Tú mismo te has buscado esta desgracia
al rebelarte contra el Señor
tu Dios,
¡aun cuando él te guiaba por el camino!
18
»¿Qué provecho has sacado de tus alianzas con Egipto
y de tus pactos con Asiria?
¿En qué te benefician las corrientes del Nilo
o las aguas del río Éufrates?
19
Tu perversidad traerá su propio castigo.
El haberte alejado de mí te avergonzará.
Verás qué malo y amargo es
abandonar al Señor
tu Dios y no temerle.
¡Yo, el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, he hablado!
20
»Hace tiempo rompí el yugo que te oprimía
y arranqué las cadenas de tu esclavitud,
pero aun así dijiste:
“No te serviré”.
Sobre cada colina y debajo de todo árbol frondoso
te has prostituido inclinándote ante ídolos.
21
Pero fui yo el que te planté,
escogiendo una vid del más puro origen, lo mejor de lo mejor.
¿Cómo te transformaste en esta vid corrupta y silvestre?