15
Luego dije:
—S
, tú sabes lo que me sucede.
Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores!
Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven.
Es por tu causa que sufro.
16
Cuando descubrí tus palabras las devoré;
son mi gozo y la delicia de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
oh Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales.
17
Nunca me uní a la gente en sus alegres banquetes.
Me senté a solas porque tu mano estaba sobre mí
y me llené de indignación ante sus pecados.
18
¿Por qué, entonces, continúa mi sufrimiento?
¿Por qué es incurable mi herida?
Tu ayuda parece tan incierta como el arroyo estacional,
como un manantial que se ha secado.
19
Esto responde el Señor
:
—Si regresas a mí te restauraré
para que puedas continuar sirviéndome.
Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables,
serás mi vocero.
Tienes que influir en ellos;
¡no dejes que ellos influyan en ti!
20
Pelearán contra ti como un ejército en ataque,
pero yo te haré tan seguro como una pared de bronce fortificada.
Ellos no te conquistarán,
porque estoy contigo para protegerte y rescatarte.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
21
Sí, te mantendré a salvo de estos hombres malvados;
te rescataré de sus manos crueles.