2
Esto dice el Señor
:
«No te comportes como las otras naciones
que tratan de leer el futuro en las estrellas.
No tengas temor de sus predicciones,
aun cuando otras naciones se aterren por ellas.
3
Sus costumbres son vanas y necias.
Cortan un árbol y el artesano talla un ídolo.
4
Lo decoran con oro y plata
y luego lo aseguran con martillo y clavos
para que no se caiga.
5
¡Sus dioses son como
inútiles espantapájaros en un campo de pepinos!
No pueden hablar
y necesitan que los lleven en los brazos porque no pueden caminar.
No tengan temor de semejantes dioses,
porque no pueden hacerles ningún daño, tampoco ningún bien».
6
¡S
, no hay nadie como tú!
Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder.
7
¿Quién no te temería, oh Rey de las naciones?
¡Ese título te pertenece solo a ti!
Entre todos los sabios de la tierra
y en todos los reinos del mundo
no hay nadie como tú.
8
Los que rinden culto a ídolos son estúpidos y necios.
¡Las cosas a las que rinden culto están hechas de madera!
9
Traen láminas de plata desde Tarsis
y oro desde Ufaz,
y les entregan esos materiales a hábiles artesanos
que hacen sus ídolos.
Luego visten estos dioses con ropas de púrpura y azul real
hechas por sastres expertos.
10
Sin embargo, el Señor
es el único Dios verdadero.
¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno!
Toda la tierra tiembla ante su enojo;
las naciones no pueden hacerle frente a su ira.
11
Diles a los que rinden culto a otros dioses: «Sus supuestos dioses, que no hicieron los cielos y la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos».
12
Dios hizo la tierra con su poder,
y la preserva con su sabiduría.
Con su propia inteligencia
desplegó los cielos.