10
Sin embargo, el Señor
es el único Dios verdadero.
¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno!
Toda la tierra tiembla ante su enojo;
las naciones no pueden hacerle frente a su ira.
11
Diles a los que rinden culto a otros dioses: «Sus supuestos dioses, que no hicieron los cielos y la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos».
12
Dios hizo la tierra con su poder,
y la preserva con su sabiduría.
Con su propia inteligencia
desplegó los cielos.
13
Cuando habla en los truenos,
la lluvia desciende del cielo con estrépito.
Él hace que las nubes se levanten sobre la tierra.
Envía el relámpago junto con la lluvia,
y suelta el viento de sus depósitos.
14
¡Toda la raza humana es necia y le falta conocimiento!
Los artesanos quedan deshonrados por los ídolos que hacen,
porque sus obras hechas con tanto esmero son un fraude.
Estos ídolos no tienen ni aliento ni poder.
15
Los ídolos son inútiles; ¡son mentiras ridículas!
En el día del juicio, todos serán destruidos.
16
¡Pero el Dios de Israel
no es ningún ídolo!
Él es el Creador de todo lo que existe,
incluido Israel, su posesión más preciada.
¡El Señor
de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
17
La destrucción que se acerca
Haz las maletas y prepárate para salir;
el sitio está por comenzar.
18
Pues esto dice el Señor
:
«De forma repentina echaré
a todos los que viven en esta tierra.
Derramaré sobre ustedes grandes dificultades,
y por fin sentirán mi enojo».
19
Mi herida es profunda
y grande mi dolor.
Mi enfermedad es incurable,
pero debo soportarla.
20
Mi casa está destruida,
y no queda nadie que me ayude a reconstruirla.
Se llevaron a mis hijos,
y nunca volveré a verlos.