5
Estaba asombrado al ver que nadie intervenía
para ayudar a los oprimidos.
Así que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte,
y mi ira me sostuvo.
6
Aplasté a las naciones en mi enojo,
las hice tambalear y caer al suelo,
y derramé su sangre sobre la tierra».
7
Alabanza por la liberación
Hablaré del amor inagotable del Señor
;
alabaré al Señor
por todo lo que ha hecho.
Me alegraré por su gran bondad con Israel,
que le concedió según su misericordia y su amor.
8
Él dijo: «Ellos son mi pueblo.
Ciertamente no volverán a traicionarme».
Y se convirtió en su Salvador.
9
Cuando ellos sufrían, él también sufrió,
y él personalmente
los rescató.
En su amor y su misericordia los redimió;
los levantó y los tomó en brazos
a lo largo de los años.
10
Pero ellos se rebelaron contra él
y entristecieron a su Santo Espíritu.
Así que él se convirtió en enemigo de ellos
y peleó contra ellos.
11
Entonces recordaron los días de antaño
cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto.
Clamaron: «¿Dónde está el que llevó a Israel a través del mar
con Moisés como pastor?
¿Dónde está el que envió a su Santo Espíritu
para que estuviera en medio de su pueblo?
12
¿Dónde está aquel que manifestó su poder
cuando Moisés levantó su mano,
el que dividió el mar delante de ellos
y se hizo famoso para siempre?
13
¿Dónde está el que los hizo pasar por el fondo del mar?
Eran como magníficos sementales
que corrían por el desierto sin tropezar.
14
Al igual que el ganado que desciende a un valle pacífico,
el Espíritu del Señor
les daba descanso.
Tú guiaste a tu pueblo, Señor
,
y te ganaste una magnífica reputación».
15
Oración por misericordia y perdón
S
, mira desde el cielo;
míranos desde tu santo y glorioso hogar.
¿Dónde están la pasión y el poder
que solías manifestar a nuestro favor?
¿Dónde están tu misericordia y tu compasión?
16
¡Ciertamente tú sigues siendo nuestro Padre!
Aunque Abraham y Jacob
nos desheredaran,
tú, Señor
, seguirías siendo nuestro Padre.
Tú eres nuestro Redentor desde hace siglos.
17
Señor
, ¿por qué permitiste que nos apartáramos de tu camino?
¿Por qué nos diste un corazón terco para que dejáramos de temerte?
Regresa y ayúdanos, porque somos tus siervos,
las tribus que son tu posesión más preciada.
18
Por poco tiempo tu pueblo santo poseyó tu lugar santo,
y ahora nuestros enemigos lo han destruido.
19
Algunas veces parece como si nunca te hubiéramos pertenecido;
es como si nunca hubiéramos sido conocidos como tu pueblo.