1
Verdadera y falsa adoración
»Grita con la voz de un toque de trompeta.
¡Grita fuerte! No seas tímido.
¡Háblale a mi pueblo Israel
de sus pecados!
2
Sin embargo, ¡se hacen los piadosos!
Vienen al templo todos los días
y parecen estar encantados de aprender todo sobre mí.
Actúan como una nación justa
que nunca abandonaría las leyes de su Dios.
Me piden que actúe a su favor,
fingiendo que quieren estar cerca de mí.
3
“¡Hemos ayunado delante de ti! —dicen ellos—.
¿Por qué no te impresionamos?
Hemos sido muy severos con nosotros mismos,
y ni siquiera te das cuenta”.
»¡Les diré por qué! —les contesto—.
Es porque ayunan para complacerse a sí mismos.
Aun mientras ayunan,
oprimen a sus trabajadores.
4
¿De qué les sirve ayunar,
si siguen con sus peleas y riñas?
Con esta clase de ayuno,
nunca lograrán nada conmigo.
5
Ustedes se humillan
al hacer penitencia por pura fórmula:
inclinan la cabeza
como cañas en el viento,
se visten de tela áspera
y se cubren de cenizas.
¿A eso le llaman ayunar?
¿Realmente creen que eso agrada al Señor
?
6
»¡No! Esta es la clase de ayuno que quiero:
pongan en libertad a los que están encarcelados injustamente;
alivien la carga de los que trabajan para ustedes.
Dejen en libertad a los oprimidos
y suelten las cadenas que atan a la gente.
7
Compartan su comida con los hambrientos
y den refugio a los que no tienen hogar;
denles ropa a quienes la necesiten
y no se escondan de parientes que precisen su ayuda.