3
Que el extranjero que se ha allegado al SEÑOR, no diga: Ciertamente el SEÑOR me separará de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí, soy un árbol seco.
4
Porque así dice el SEÑOR: A los eunucos que guardan mis días de reposo, escogen lo que me agrada y se mantienen firmes en mi pacto,
5
les daré en mi casa y en mis muros un lugar, y un nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré nombre eterno que nunca será borrado.