1
¿Quién ha creído nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor
su brazo poderoso?
2
Mi siervo creció en la presencia del Señor
como un tierno brote verde;
como raíz en tierra seca.
No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto,
nada que nos atrajera hacia él.
3
Fue despreciado y rechazado:
hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo.
Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada;
fue despreciado, y no nos importó.
4
Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
fueron nuestros dolores
los que lo agobiaron.
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios;
¡un castigo por sus propios pecados!
5
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones
y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz,
fue azotado para que pudiéramos ser sanados.
6
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor
puso sobre él
los pecados de todos nosotros.