10
Te he refinado, pero no como se refina la plata;
más bien te he refinado en el horno del sufrimiento.
11
Te rescataré por amor de mí;
sí, por amor de mí mismo.
No permitiré que se manche mi reputación,
ni compartiré mi gloria con los ídolos.
12
Liberados de Babilonia
»Escúchame, oh familia de Jacob,
¡Israel, mi escogido!
Solo yo soy Dios,
el Primero y el Último.
13
Fue mi mano la que puso los cimientos de la tierra,
mi mano derecha la que extendió los cielos en las alturas.
Cuando llamo a las estrellas para que salgan,
aparecen todas en orden».
14
¿Alguna vez te ha dicho esto uno de tus ídolos?
Vengan, todos ustedes, y escuchen:
El Señor
ha escogido a Ciro como su aliado;
lo usará para poner fin al imperio de Babilonia
y para destruir a los ejércitos babilónicos.
15
«Lo he dicho: ¡Llamo a Ciro!
Lo enviaré a cumplir este encargo y lo ayudaré para que triunfe.
16
Acérquense y escuchen esto:
desde el principio les he dicho con claridad lo que sucedería».
Ahora, el Señor
Soberano y su Espíritu
me han enviado con este mensaje.
17
Esto dice el Señor
,
tu Redentor, el Santo de Israel:
«Yo soy el Señor
tu Dios,
que te enseña lo que te conviene
y te guía por las sendas que debes seguir.
18
¡Ah, si solo hubieras hecho caso a mis mandatos!
Entonces habrías tenido una paz que correría como un río manso
y una justicia que pasaría sobre ti como las olas del mar.
19
Tus descendientes habrían sido como la arena del mar,
¡imposibles de contar!
No habría sido necesario destruirte
ni cortar el nombre de tu familia».
20
Sin embargo, incluso ahora, ¡sean libres de su cautiverio!
Salgan de Babilonia y de los babilonios.
¡Canten este mensaje!
Grítenlo hasta los extremos de la tierra.
El Señor
ha redimido a sus siervos:
a los del pueblo de Israel.