3
Escuchadme, casa de Jacob, y todo el remanente de la casa de Israel, los que habéis sido llevados por mí desde el vientre, cargados desde la matriz.
4
Aun hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, y hasta vuestros años avanzados, yo os sostendré. Yo lo he hecho, y yo os cargaré; yo os sostendré, y yo os libraré.
5
¿A quién me asemejaréis, me igualaréis o me compararéis para que seamos semejantes?
6
Los que derrochan el oro de la bolsa y pesan la plata en la balanza pagan a un orfebre para que haga un dios de ello; se postran y lo adoran.
7
Lo levantan en hombros y lo llevan; lo colocan en su lugar y allí se está. No se mueve de su lugar. Aunque alguno clame a él, no responde, de su angustia no lo libra.
8
Acordaos de esto, y estad confiados; ponedlo en vuestro corazón, transgresores.
9
Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo,
10
que declaro el fin desde el principio y desde la antiguedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: "Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré."
11
Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de mi propósito. En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.
12
Escuchadme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.
13
Yo acerco mi justicia, no está lejos; y mi salvación no tardará. Pondré salvación en Sion, para Israel será mi gloria.