11
»¿Ves? Todos tus furiosos enemigos están allí tendidos,
confundidos y humillados.
Todo el que se te oponga morirá
y quedará en la nada.
12
Buscarás en vano
a los que trataron de conquistarte.
Los que te ataquen
quedarán en la nada.
13
Pues yo te sostengo de tu mano derecha;
yo, el Señor
tu Dios.
Y te digo:
“No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte.
14
Aunque seas un humilde gusano, oh Jacob,
no tengas miedo, pueblo de Israel, porque yo te ayudaré.
Yo soy el Señor
, tu Redentor.
Yo soy el Santo de Israel”.
15
Serás un nuevo instrumento para trillar,
con muchos dientes afilados.
Despedazarás a tus enemigos,
convirtiendo a los montes en paja.
16
Los lanzarás al aire
y el viento se los llevará;
un remolino los esparcirá.
Entonces te alegrarás en el Señor
;
te gloriarás en el Santo de Israel.
17
»Cuando los pobres y los necesitados busquen agua y no la encuentren,
y tengan la lengua reseca por la sed,
entonces yo, el Señor
, les responderé;
yo, el Dios de Israel, nunca los abandonaré.
18
Abriré ríos para ellos en los altiplanos.
Les daré fuentes de agua en los valles
y llenaré el desierto con lagunas de agua;
por la tierra reseca correrán ríos alimentados por manantiales.
19
Plantaré árboles en el desierto árido:
cedros, acacias, mirtos, olivos, cipreses, abetos y pinos.
20
Lo hago para que todos los que vean este milagro
comprendan lo que significa:
que el Señor
es quien lo ha hecho,
el Santo de Israel lo ha creado.
21
»Expongan el caso de sus ídolos
—dice el Señor
—.
Que demuestren lo que pueden hacer
—dice el Rey de Israel
—.