17
Pronto —y no pasará mucho tiempo—
los bosques del Líbano se convertirán en un campo fértil,
y el campo fértil se convertirá en bosque.
18
En aquel día, los sordos oirán cuando se lean las palabras de un libro
y los ciegos verán a través de la neblina y la oscuridad.
19
Los humildes se llenarán de una alegría nueva de parte del Señor
;
los pobres se alegrarán en el Santo de Israel.
20
Los burlones ya no existirán,
los arrogantes desaparecerán,
y los que traman el mal serán muertos.
21
Los que condenan a los inocentes
con sus falsos testimonios desaparecerán.
Un destino parecido les espera a los que usan el engaño para pervertir la justicia
y mienten para destruir a los inocentes.
22
Por eso el Señor
, quien redimió a Abraham, dice al pueblo de Israel:
«Mi pueblo ya no será avergonzado,
ni palidecerá de temor.
23
Pues cuando vean a sus numerosos hijos
y todas las bendiciones que yo les he dado,
reconocerán la santidad del Santo de Jacob;
quedarán asombrados ante el Dios de Israel.
24
Entonces los descarriados adquirirán entendimiento,
y los que se quejan de todo aceptarán la instrucción.