7
Sin embargo, ahora Israel es dirigido por borrachos
que dan tumbos por el vino y se tambalean a causa del alcohol.
Los sacerdotes y los profetas se tambalean a causa del alcohol,
y se pierden por el vino.
Dan tumbos cuando tienen visiones
y se tambalean cuando emiten sus decisiones.
8
Sus mesas están cubiertas de vómito;
hay inmundicia por todas partes.
9
«¿Quién se cree el Señor
que somos? —preguntan—,
¿por qué nos habla así?
¿Acaso somos niños pequeños,
recién destetados?
10
¡Una y otra vez nos repite todo,
línea por línea,
renglón por renglón,
un poco aquí
y un poco allá!».
11
Así que, ahora, ¡Dios tendrá que hablar a su pueblo
por medio de opresores extranjeros que hablan una lengua extraña!
12
Dios le ha dicho a su pueblo:
«Aquí hay un lugar de descanso;
que reposen aquí los fatigados.
Este es un lugar tranquilo para descansar»;
pero ellos no quisieron escuchar.
13
Por eso el Señor
nuevamente les explicará su mensaje en detalle:
línea por línea,
renglón por renglón,
un poco aquí
y un poco allá;
para que tropiecen y caigan.
Ellos serán heridos, caerán en la trampa y serán capturados.
14
Por lo tanto, escuchen este mensaje del Señor
,
ustedes, gobernantes burlones de Jerusalén.
15
Se jactan diciendo: «Hemos hecho un trato para burlar a la muerte
y hemos llegado a un acuerdo para evitar la tumba.
La destrucción que se aproxima nunca podrá tocarnos,
porque nos hemos edificado un fuerte refugio hecho de mentiras y engaños».
16
Por lo tanto, esto dice el Señor
Soberano:
«¡Miren! Pongo una piedra de cimiento en Jerusalén,
una piedra sólida y probada.
Es una preciosa piedra principal sobre la cual se puede construir con seguridad.
El que crea jamás será sacudido.
17
Los probaré con la cuerda de medir de la justicia
y con la plomada de la rectitud.
Puesto que su refugio está construido de mentiras,
un granizo lo echará abajo.
Puesto que está hecho de engaños,
una inundación lo arrasará.