5
Cuando en Egipto oigan la noticia acerca de Tiro,
habrá gran dolor.
6
¡Avisen ahora a Tarsis!
¡Giman, ustedes que viven en tierras lejanas!
7
Con la larga historia que tenían ustedes,
¿son estas silenciosas ruinas lo único que queda de su ciudad, antes tan llena de alegría?
Piensen en toda la gente que enviaron para establecerse en lugares distantes.
8
¿Quién hizo caer este desastre sobre Tiro,
la gran fundadora de reinos?
Sus comerciantes eran todos príncipes;
sus mercaderes, nobles.
9
El Señor
de los Ejércitos Celestiales lo hizo
para destruir tu orgullo
y dejar por el suelo a toda la nobleza de la tierra.
10
Vengan, habitantes de Tarsis,
arrasen la tierra como el Nilo en sus inundaciones,
porque Tiro está indefensa.
11
El Señor
extendió su mano sobre el mar
y sacudió los reinos de la tierra.
Él se ha pronunciado contra Fenicia,
ordenó que fueran destruidas sus fortalezas.
12
Él dice: «Nunca más volverás a alegrarte,
hija de Sidón, porque has sido aplastada.
Aunque huyas a Chipre,
no encontrarás descanso».
13
Miren a la tierra de Babilonia,
¡la gente de esa tierra ha desaparecido!
Los asirios han entregado a Babilonia
a los animales salvajes del desierto.
Levantaron rampas de asalto contra sus muros,
derribaron los palacios
y convirtieron la ciudad en un montón de escombros.
14
¡Giman, oh barcos de Tarsis,
porque su puerto está destruido!
15
Durante setenta años, el tiempo que dura la vida de un rey, Tiro será olvidada; pero luego la ciudad volverá a la vida, como en la canción acerca de la prostituta: