10
Inunda tu tierra como el Nilo, hija de Tarsis, ya no hay más restricción.
11
Su mano ha extendido sobre el mar, ha hecho temblar los reinos; el SEÑOR ha dado orden respecto a Canaán para que destruyan sus fortalezas,
12
y ha dicho: No te divertirás más, virgen oprimida, hija de Sidón. Levántate, pasa a Chipre; aun allí no hallarás descanso.
13
He aquí la tierra de los caldeos. Este pueblo ya no existía; Asiria lo designó para moradores del desierto. Ellos levantaron sus torres de sitio, despojaron sus palacios y la convirtieron en ruinas.
14
Gemid, naves de Tarsis, porque ha sido destruida vuestra fortaleza
15
Y acontecerá en aquel día que Tiro será olvidada por setenta años, como los días de un rey. Al cabo de los setenta años le sucederá a Tiro como en la canción de la ramera:
16
Toma la lira, anda por la ciudad, oh ramera olvidada; tañe hábilmente las cuerdas, canta muchas canciones, para que seas recordada.
17
Y sucederá al cabo de los setenta años que el SEÑOR visitará a Tiro. Entonces ella regresará a su paga de ramera, y se prostituirá con todos los reinos sobre la faz de la tierra.
18
Y sus ganancias y su paga de ramera serán consagradas al SEÑOR; no serán almacenadas ni acumuladas, sino que su ganancia llegará a ser suficiente alimento y vestidura selecta para aquellos que habiten en la presencia del SEÑOR.