5
¡Oh qué día de derrota tan aplastante!
¡Qué día de confusión y de terror
enviado por el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
sobre el valle de la Visión!
Las murallas de Jerusalén han sido derribadas
y gritos de muerte resuenan desde las laderas de los montes.
6
Los elamitas son los arqueros.
Están en sus carros de guerra con los conductores.
Los hombres de Kir sostienen los escudos.
7
Los carros de guerra llenan tus hermosos valles
y los conductores de los carros irrumpen por tus puertas.
8
Judá ha sido despojado de sus defensas.
Ustedes corren al arsenal
a buscar sus armas.
9
Inspeccionan las brechas en las murallas de Jerusalén.
Almacenan agua en la cisterna de abajo.
10
Recorren las casas y derriban algunas
para tomar las piedras y reforzar las murallas.
11
Entre las murallas de la ciudad construyen un estanque
para el agua de la cisterna vieja.
Sin embargo, nunca piden ayuda a Aquel que hizo todo esto.
Nunca tuvieron en cuenta a Aquel que lo planificó hace mucho tiempo.
12
En ese día, el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
los llamó a llorar y a lamentarse.
Les dijo que se raparan la cabeza en señal de dolor por sus pecados
y que usaran ropa de tela áspera para expresar su remordimiento.
13
En cambio, ustedes bailan y juegan;
matan reses y ovejas;
comen carne y beben vino.
Y dicen: «¡Comamos y bebamos,
que mañana moriremos!».
14
El Señor
de los Ejércitos Celestiales me ha revelado lo siguiente: «Hasta el día en que mueran, nunca se les perdonará este pecado». Ese es el juicio del Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
15
Mensaje para Sebna
Esto me dijo el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales: «Enfréntate a Sebna, el administrador del palacio, y dale este mensaje: