10
y lo rescató de todas sus dificultades; y Dios le mostró su favor ante el faraón, el rey de Egipto. Dios también le dio a José una sabiduría fuera de lo común, de manera que el faraón lo nombró gobernador de todo Egipto y lo puso a cargo del palacio.
11
»Entonces un hambre azotó a Egipto y a Canaán. Hubo mucho sufrimiento, y nuestros antepasados se quedaron sin alimento.
12
Jacob oyó que aún había grano en Egipto, por lo que envió a sus hijos —nuestros antepasados— a comprar un poco.
13
La segunda vez que fueron, José reveló su identidad a sus hermanos
y se los presentó al faraón.
14
Después José mandó a buscar a su padre, Jacob, y a todos sus parientes para que los llevaran a Egipto, setenta y cinco personas en total.
15
De modo que Jacob fue a Egipto. Murió allí, al igual que nuestros antepasados.
16
Sus cuerpos fueron llevados a Siquem, donde fueron enterrados en la tumba que Abraham les había comprado a los hijos de Hamor en Siquem a un determinado precio.
17
»A medida que se acercaba el tiempo en que Dios cumpliría su promesa a Abraham, el número de nuestro pueblo en Egipto aumentó considerablemente.
18
Pero luego ascendió un nuevo rey al trono de Egipto, quien no sabía nada de José.
19
Este rey explotó a nuestro pueblo y lo oprimió, y forzó a los padres a que abandonaran a sus recién nacidos para que murieran.
20
»En esos días nació Moisés, un hermoso niño a los ojos de Dios. Sus padres lo cuidaron en casa durante tres meses.
21
Cuando tuvieron que abandonarlo, la hija del faraón lo adoptó y lo crió como su propio hijo.
22
A Moisés le enseñaron toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso tanto en palabras como en acciones.
23
»Cierto día, cuando Moisés tenía cuarenta años, decidió visitar a sus parientes, el pueblo de Israel.
24
Vio que un egipcio maltrataba a un israelita. Entonces Moisés salió en defensa del hombre y mató al egipcio para vengarlo.
25
Moisés supuso que sus compatriotas israelitas se darían cuenta de que Dios lo había enviado para rescatarlos, pero no fue así.
26
»Al día siguiente, los visitó de nuevo y vio que dos hombres de Israel estaban peleando. Trató de ser un pacificador y les dijo: “Señores, ustedes son hermanos. ¿Por qué se están peleando?”.
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»Pero el hombre que era culpable empujó a Moisés. “¿Quién te puso como gobernante y juez sobre nosotros?” —le preguntó—.
28
“¿Me vas a matar como mataste ayer al egipcio?”.
29
Cuando Moisés oyó eso, huyó del país y vivió como extranjero en la tierra de Madián. Allí nacieron sus dos hijos.
30
»Cuarenta años después, en el desierto que está cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció a Moisés en la llama de una zarza que ardía.
31
Moisés quedó asombrado al verla. Y, cuando se estaba acercando para ver mejor, la voz del Señor
le dijo:
32
“Yo soy el Dios de tus antepasados: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Moisés tembló aterrorizado y no se atrevía a mirar.
33
»Entonces el Señor
le dijo: “Quítate las sandalias, porque estás parado sobre tierra santa.
34
Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo en Egipto. He escuchado sus gemidos y he descendido para rescatarlos. Ahora ve, porque te envío de regreso a Egipto”
.
35
»Así que Dios envió de vuelta al mismo hombre que su pueblo había rechazado anteriormente cuando le preguntaron: “¿Quién te puso como gobernante y juez sobre nosotros?”. Mediante el ángel que se le apareció en la zarza que ardía, Dios envió a Moisés para que fuera gobernante y salvador.
36
Y, por medio de muchas maravillas y señales milagrosas, él los sacó de Egipto, los guió a través del mar Rojo y por el desierto durante cuarenta años.
37
»Moisés mismo le dijo al pueblo de Israel: “Dios les levantará un Profeta como yo de entre su propio pueblo”
.
38
Moisés estuvo con nuestros antepasados —la asamblea del pueblo de Dios en el desierto— cuando el ángel le habló en el monte Sinaí, y allí Moisés recibió palabras que dan vida para transmitirlas a nosotros.
39
»Sin embargo, nuestros antepasados se negaron a escuchar a Moisés. Lo rechazaron y quisieron volver a Egipto.
40
Le dijeron a Aarón: “Haznos unos dioses que puedan guiarnos, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés, quien nos sacó de Egipto”.