25
Así que decidimos, después de llegar a un acuerdo unánime, enviarles representantes oficiales junto con nuestros amados Bernabé y Pablo,
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quienes han arriesgado la vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
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Les enviamos a Judas y a Silas para confirmar lo que hemos decidido con relación a la pregunta de ustedes.
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»Pues nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponer sobre ustedes una carga mayor que estos pocos requisitos:
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deben abstenerse de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de consumir sangre o la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Si hacen esto, harán bien. Adiós».
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Los mensajeros salieron de inmediato para Antioquía, donde convocaron a una reunión general de los creyentes y entregaron la carta.
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Y hubo mucha alegría en toda la iglesia ese día cuando leyeron este mensaje alentador.
32
Entonces Judas y Silas, ambos profetas, hablaron largo y tendido con los creyentes para animarlos y fortalecerlos en su fe.
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Se quedaron allí un tiempo, y luego los creyentes los enviaron de regreso a la iglesia de Jerusalén con una bendición de paz.
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Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía. Ellos y muchos otros enseñaban y predicaban la palabra del Señor en esa ciudad.