19
»Y mi opinión entonces es que no debemos ponerles obstáculos a los gentiles que se convierten a Dios.
20
Al contrario, deberíamos escribirles y decirles que se abstengan de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de inmoralidad sexual, de comer carne de animales estrangulados y de consumir sangre.
21
Pues esas leyes de Moisés se han predicado todos los días de descanso en las sinagogas judías de cada ciudad durante muchas generaciones».
22
Carta para los creyentes gentiles
Entonces los apóstoles y los ancianos, junto con toda la iglesia de Jerusalén, escogieron delegados y los enviaron a Antioquía de Siria con Pablo y Bernabé para que informaran acerca de esta decisión. Los delegados escogidos eran dos de los líderes de la iglesia:
Judas (también llamado Barsabás) y Silas.
23
La carta que llevaron decía lo siguiente:
«Nosotros, los apóstoles y los ancianos, sus hermanos de Jerusalén, escribimos esta carta a los creyentes gentiles de Antioquía, Siria y Cilicia. ¡Saludos!
24
»Tenemos entendido que unos hombres de aquí los han perturbado e inquietado con su enseñanza, ¡pero nosotros no los enviamos!
25
Así que decidimos, después de llegar a un acuerdo unánime, enviarles representantes oficiales junto con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26
quienes han arriesgado la vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
27
Les enviamos a Judas y a Silas para confirmar lo que hemos decidido con relación a la pregunta de ustedes.
28
»Pues nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponer sobre ustedes una carga mayor que estos pocos requisitos:
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deben abstenerse de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de consumir sangre o la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Si hacen esto, harán bien. Adiós».