13
Cuando terminaron, Santiago se puso de pie y dijo: «Hermanos, escúchenme.
14
Pedro
les ha contado de cuando Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de entre ellos un pueblo para sí mismo.
15
Y la conversión de los gentiles es precisamente lo que los profetas predijeron. Como está escrito:
16
“Después yo volveré
y restauraré la casa
caída de David.
Reconstruiré sus ruinas
y la restauraré,
17
para que el resto de la humanidad busque al Señor
,
incluidos todos los gentiles,
todos los que he llamado para que sean míos.
El Señor
ha hablado,
18
Aquel que hizo que estas cosas se dieran a conocer desde hace mucho”
.
19
»Y mi opinión entonces es que no debemos ponerles obstáculos a los gentiles que se convierten a Dios.
20
Al contrario, deberíamos escribirles y decirles que se abstengan de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de inmoralidad sexual, de comer carne de animales estrangulados y de consumir sangre.
21
Pues esas leyes de Moisés se han predicado todos los días de descanso en las sinagogas judías de cada ciudad durante muchas generaciones».
22
Carta para los creyentes gentiles
Entonces los apóstoles y los ancianos, junto con toda la iglesia de Jerusalén, escogieron delegados y los enviaron a Antioquía de Siria con Pablo y Bernabé para que informaran acerca de esta decisión. Los delegados escogidos eran dos de los líderes de la iglesia:
Judas (también llamado Barsabás) y Silas.
23
La carta que llevaron decía lo siguiente:
«Nosotros, los apóstoles y los ancianos, sus hermanos de Jerusalén, escribimos esta carta a los creyentes gentiles de Antioquía, Siria y Cilicia. ¡Saludos!