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Luego una voz le dijo:
—Levántate, Pedro; mátalos y come de ellos.
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—No, Señor —dijo Pedro—. Jamás he comido algo que nuestras leyes judías declaren impuro e inmundo.
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Pero la voz habló de nuevo:
—No llames a algo impuro si Dios lo ha hecho limpio.
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La misma visión se repitió tres veces, y repentinamente la sábana fue subida al cielo.
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Pedro quedó muy desconcertado. ¿Qué podría significar la visión? Justo en ese momento, los hombres enviados por Cornelio encontraron la casa de Simón. De pie, frente a la puerta,
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preguntaron si se hospedaba allí un hombre llamado Simón Pedro.
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Entre tanto, mientras Pedro trataba de descifrar la visión, el Espíritu Santo le dijo: «Tres hombres han venido a buscarte.
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Levántate, baja y vete con ellos sin titubear. No te preocupes, porque yo los he enviado».
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Entonces Pedro bajó y dijo:
—Yo soy el hombre que ustedes buscan. ¿Por qué han venido?
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Ellos dijeron:
—Nos envió Cornelio, un oficial romano. Es un hombre devoto y temeroso de Dios, muy respetado por todos los judíos. Un ángel santo le dio instrucciones para que vayas a su casa a fin de que él pueda escuchar tu mensaje.
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Entonces Pedro invitó a los hombres a quedarse para pasar la noche. Al siguiente día, fue con ellos, acompañado por algunos hermanos de Jope.