7
Si el primer pacto no hubiera tenido defectos, no habría sido necesario reemplazarlo con un segundo pacto.
8
Pero cuando Dios encontró defectos en el pueblo, dijo:
«Llegará el día, dice el Señor
,
en que haré un nuevo pacto
con el pueblo de Israel y de Judá.
9
Este pacto no será como el que
hice con sus antepasados
cuando los tomé de la mano
y los saqué de la tierra de Egipto.
Ellos no permanecieron fieles a mi pacto,
por eso les di la espalda, dice el Señor
.
10
Pero este es el nuevo pacto que haré
con el pueblo de Israel en ese día
—dice el Señor
—:
Pondré mis leyes en su mente
y las escribiré en su corazón.
Yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo.
11
Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos
ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes,
diciendo: “Deberías conocer al Señor
”.
Pues todos ya me conocerán,
desde el más pequeño hasta el más grande.
12
Y perdonaré sus maldades
y nunca más me acordaré de sus pecados»
.
13
Cuando Dios habla de un «nuevo» pacto, quiere decir que ha hecho obsoleto al primero, el cual ha caducado y pronto desaparecerá.