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Jesús es como Melquisedec
Ese cambio resulta aún más evidente, ya que ha surgido un sacerdote diferente, quien es como Melquisedec.
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Jesús llegó a ser sacerdote, no por cumplir con la ley del requisito físico de pertenecer a la tribu de Leví, sino por el poder de una vida que no puede ser destruida.
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Y el salmista lo señaló cuando profetizó:
«Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec»
.
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Así que el antiguo requisito del sacerdocio quedó anulado por ser débil e inútil.
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Pues la ley nunca perfeccionó nada, pero ahora confiamos en una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios.
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Este nuevo sistema se estableció mediante un juramento solemne. Los descendientes de Aarón llegaron a ser sacerdotes sin un juramento,
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pero había un juramento con relación a Jesús. Pues Dios le dijo:
«El Señor
ha jurado y no romperá su juramento:
“Tú eres sacerdote para siempre”»
.
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Debido a ese juramento, Jesús es quien garantiza este mejor pacto con Dios.
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Hubo muchos sacerdotes bajo el sistema antiguo, porque la muerte les impedía continuar con sus funciones;
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pero dado que Jesús vive para siempre, su sacerdocio dura para siempre.
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Por eso puede salvar —una vez y para siempre—
a los que vienen a Dios por medio de él, quien vive para siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos.