12
De igual manera, Jesús sufrió y murió fuera de las puertas de la ciudad para hacer santo a su pueblo mediante su propia sangre.
13
Entonces salgamos al encuentro de Jesús, fuera del campamento, y llevemos la deshonra que él llevó.
14
Pues este mundo no es nuestro hogar permanente; esperamos el hogar futuro.
15
Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre.
16
Y no se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios.
17
Obedezcan a sus líderes espirituales y hagan lo que ellos dicen. Su tarea es cuidar el alma de ustedes y tienen que rendir cuentas a Dios. Denles motivos para que la hagan con alegría y no con dolor. Esto último ciertamente no los beneficiará a ustedes.
18
Oren por nosotros, pues tenemos la conciencia limpia y deseamos comportarnos con integridad en todo lo que hacemos.
19
Y oren especialmente para que pueda regresar a verlos pronto.
20
Y ahora, que el Dios de paz
—quien levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús,
el gran Pastor de las ovejas,
y que ratificó un pacto eterno con su sangre—
21
los capacite con todo lo que necesiten
para hacer su voluntad.
Que él produzca en ustedes,
mediante el poder de Jesucristo,
todo lo bueno que a él le agrada.
¡A él sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.
22
Les ruego, amados hermanos, que hagan caso a lo que les escribí en esta breve exhortación.
23
Quiero que sepan que nuestro hermano Timoteo ya salió de la cárcel. Si llega pronto, lo llevaré conmigo cuando vaya a verlos.
24
Saluden a todos los líderes y a todos los creyentes que están allí. Los creyentes de Italia les envían sus saludos.
25
Que la gracia de Dios sea con todos ustedes.