2
Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo.
3
El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo.
4
Esto demuestra que el Hijo es muy superior a los ángeles, así como el nombre que Dios le dio es superior al nombre de ellos.
5
El Hijo es superior a los ángeles
Pues Dios nunca le dijo a ningún ángel lo que le dijo a Jesús:
«Tú eres mi Hijo.
Hoy he llegado a ser tu Padre»
.
Dios también dijo:
«Yo seré su Padre,
y él será mi Hijo»
.
6
Además, cuando trajo a su Hijo supremo
al mundo, Dios dijo:
«Que lo adoren todos los ángeles de Dios»
.
7
Pero con respecto a los ángeles, Dios dice:
«Él envía a sus ángeles como los vientos
y a sus sirvientes como llamas de fuego»
.
8
Pero al Hijo le dice:
«Tu trono, oh Dios, permanece por siempre y para siempre.
Tú gobiernas con cetro de justicia.
9
Amas la justicia y odias la maldad.
Por eso oh Dios —tu Dios— te ha ungido
derramando el aceite de alegría sobre ti más que sobre cualquier otro»
.
10
También le dice al Hijo:
«Señor, en el principio echaste los cimientos de la tierra
y con tus manos formaste los cielos.
11
Ellos dejarán de existir, pero tú permaneces para siempre.
Ellos se desgastarán como ropa vieja.
12
Los doblarás como un manto
y los desecharás como ropa usada.
Pero tú eres siempre el mismo;
tú vivirás para siempre»
.
13
Además, Dios nunca le dijo a ninguno de los ángeles:
«Siéntate en el lugar de honor a mi derecha,
hasta que humille a tus enemigos
y los ponga por debajo de tus pies»
.
14
Por lo tanto, los ángeles solo son sirvientes, espíritus enviados para cuidar a quienes heredarán la salvación.