8
»¿Estabas enojado, Señor
, cuando golpeaste los ríos
y dividiste el mar?
¿Estabas disgustado con ellos?
¡No! ¡Enviabas tus carros de salvación!
9
Blandiste tu arco
y tu aljaba de flechas.
Partiste la tierra con caudalosos ríos.
10
Las montañas observaron y temblaron.
Avanzaron las tempestuosas aguas.
Las profundidades del mar rugieron
levantando sus manos al Señor
.
11
El sol y la luna se detuvieron en el cielo
cuando volaron tus radiantes flechas
y brilló tu deslumbrante lanza.
12
»Con enojo marchaste a través de la tierra
y con furor pisoteaste las naciones.
13
Saliste a rescatar a tu pueblo elegido,
a salvar a tus ungidos.
Aplastaste las cabezas de los perversos
y descarnaste sus huesos de pies a cabeza.
14
Con sus propias armas
destruiste al jefe de los que
se lanzaron como un torbellino,
pensando que Israel sería presa fácil.
15
Pisoteaste el mar con tus caballos
y las potentes aguas se amontonaron.
16
»Al oír esto, me estremecí por dentro;
mis labios temblaron de miedo.
Se me doblaron las piernas,
caí
y temblé de terror.
Esperaré en silencio el día venidero
cuando la catástrofe golpee al pueblo invasor.
17
Aunque las higueras no florezcan
y no haya uvas en las vides,
aunque se pierda la cosecha de oliva
y los campos queden vacíos y no den fruto,
aunque los rebaños mueran en los campos
y los establos estén vacíos,
18
¡aun así me alegraré en el Señor
!
¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!