9
¡Ay del que obtiene ganancias ilícitas para su casa, para poner en alto su nido, para librarse de la mano de la calamidad!
10
Has maquinado cosa vergonzosa para tu casa, destruyendo a muchos pueblos, pecando contra ti mismo.
11
Ciertamente la piedra clamará desde el muro, y la viga le contestará desde el armazón.
12
¡Ay del que edifica una ciudad con sangre y funda un pueblo con violencia!
13
¿No viene del SEÑOR de los ejércitos que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen en vano?
14
Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del SEÑOR como las aguas cubren el mar.
15
¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti que mezclas tu veneno hasta embriagarlo, para contemplar su desnudez!
16
Serás saciado de deshonra más que de gloria. Bebe tú también y muestra tu desnudez. Se volverá sobre ti el cáliz de la diestra del SEÑOR, y la ignominia sobre tu gloria.
17
Porque la violencia contra el Líbano te cubrirá, y el exterminio de las fieras te aterrará, a causa del derramamiento de sangre humana y la violencia hecha a la tierra, a la ciudad y a todos los que habitan en ella.
18
¿De qué sirve el ídolo que su artífice ha esculpido, o la imagen fundida, maestra de mentiras, para que su hacedor confíe en su obra cuando hace ídolos mudos?
19
¡Ay del que dice al madero: "Despierta", o a la piedra muda: "Levántate"! ¿Será esto tu maestro? He aquí, está cubierto de oro y plata, y no hay aliento alguno en su interior.
20
Pero el SEÑOR está en su santo templo: calle delante de El toda la tierra.