10
Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida.
11
Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.
12
¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda la villa con iniquidad!
13
¿No es esto del SEÑOR de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y los gentiles se fatigarán en vano.
14
Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria del SEÑOR, como las aguas cubren el mar.
15
¡Ay del que da de beber a sus compañeros, que les acercas tu odre y les embriagas, para mirar después sus desnudeces!
16
Te has llenado de deshonra en vez de honra; bebe tú también, y tu prepucio será descubierto; el cáliz de la mano derecha del SEÑOR volverá sobre ti, y vómito de afrenta caerá sobre tu gloria.
17
Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras lo quebrantará; a causa de la sangre humana, y del robo de la tierra, de las ciudades, y de todos los que en ellas moraban.
18
¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición, que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?
19
¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí él está cubierto de oro y plata, y no hay dentro de él aliento.
20
Mas el SEÑOR está en su santo Templo: calle delante de él toda la tierra.