21
Así que los hijos de Jacob
hicieron lo que se les dijo. José les proporcionó carros, tal como el faraón había ordenado, y les dio provisiones para el viaje.
22
A cada uno le dio ropa nueva, pero a Benjamín le dio cinco mudas de ropa y trescientas monedas
de plata.
23
También le envió a su padre diez burros cargados con los mejores productos de Egipto, y diez burras cargadas con grano, pan y otras provisiones que necesitaría para el viaje.
24
Entonces José despidió a sus hermanos y, cuando se iban, les dijo: «¡No se peleen por todo esto en el camino!».
25
Y ellos salieron de Egipto y regresaron donde vivía su padre Jacob, en la tierra de Canaán.
26
«¡José todavía vive! —le dijeron a su padre— ¡Y es el gobernador de toda la tierra de Egipto!». Jacob se quedó atónito al oír la noticia, y no podía creerlo.
27
Sin embargo, cuando le repitieron todo lo que José les había dicho y cuando vio los carros que había enviado para llevarlo, su alma se reanimó.
28
Entonces Jacob exclamó: «¡Debe ser verdad! ¡Mi hijo José está vivo! Tengo que ir y verlo antes de morir».