17
—No —dijo José—. ¡Yo jamás haría algo así! Solo el hombre que robó la copa será mi esclavo. Los demás pueden volver en paz a la casa de su padre.
18
Judá habla por sus hermanos
Entonces Judá dio un paso adelante y dijo:
—Por favor, mi señor, permita que su siervo le hable sólo unas palabras. Le ruego que no se enoje conmigo, a pesar de ser usted tan poderoso como el faraón mismo.
19
»Mi señor, anteriormente nos preguntó a nosotros, sus siervos: “¿Tienen un padre o un hermano?”.
20
Y nosotros respondimos: “Sí, mi señor, tenemos un padre que ya es anciano, y su hijo menor le nació en la vejez. Su hermano de padre y madre murió y él es el único hijo que queda de su madre, y su padre lo ama mucho”.
21
»Usted nos dijo: “Tráiganlo aquí para que lo vea con mis propios ojos”.
22
Pero nosotros le dijimos a usted: “Mi señor, el muchacho no puede dejar a su padre, porque su padre moriría”.
23
Pero usted nos dijo: “A menos que su hermano menor venga con ustedes, nunca más volverán a ver mi rostro”.
24
»Entonces regresamos a la casa de su siervo, nuestro padre, y le dijimos lo que usted nos había dicho.
25
Tiempo después, cuando él nos dijo que regresáramos a comprar más alimento,
26
le respondimos: “No podemos ir a menos que permitas que nuestro hermano menor nos acompañe. Nunca llegaremos a ver el rostro del hombre a menos que nuestro hermano menor esté con nosotros”.
27
»Entonces mi padre nos dijo: “Como ya saben, mi esposa tuvo dos hijos,