10
Y él dijo: Sea ahora también conforme a vuestras palabras; aquel que sea hallado con ella será mi esclavo, y los demás de vosotros seréis inocentes.
11
Ellos se dieron prisa; cada uno bajó su costal a tierra, y cada cual abrió su costal.
12
Y él registró, comenzando con el mayor y acabando con el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.
13
Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y después de cargar cada uno su asno, regresaron a la ciudad.
14
Cuando Judá llegó con sus hermanos a casa de José, él estaba aún allí, y ellos cayeron a tierra delante de él.
15
Y José les dijo: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo puede ciertamente adivinar?
16
Entonces dijo Judá: ¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué podemos hablar y cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos; he aquí, somos esclavos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue encontrada la copa.
17
Mas él respondió: Lejos esté de mí hacer eso. El hombre en cuyo poder ha sido encontrada la copa será mi esclavo; pero vosotros, subid en paz a vuestro padre.
18
Entonces Judá se le acercó, y dijo: Oh señor mío, permite a tu siervo hablar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo, pues tú eres como Faraón mismo.
19
Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: "¿Tenéis padre o hermano?"
20
Y respondimos a mi señor: "Tenemos un padre ya anciano y un hermano pequeño, hijo de su vejez. Y su hermano ha muerto, así que sólo queda él de los hijos de su madre, y su padre lo ama."
21
Entonces tú dijiste a tus siervos: "Traédmelo para que yo lo vea."
22
Y nosotros respondimos a mi señor: "El muchacho no puede dejar a su padre, pues si dejara a su padre, éste moriría."
23
Tú, sin embargo, dijiste a tus siervos: "Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no volveréis a ver mi rostro."
24
Aconteció, pues, que cuando subimos a mi padre, tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
25
Y nuestro padre dijo: "Regresad, compradnos un poco de alimento."
26
Mas nosotros respondimos: "No podemos ir. Si nuestro hermano menor va con nosotros, entonces iremos; porque no podemos ver el rostro del hombre si nuestro hermano no está con nosotros."
27
Y mi padre, tu siervo, nos dijo: "Vosotros sabéis que mi mujer me dio a luz dos hijos;
28
el uno salió de mi lado, y dije: 'Seguro que ha sido despedazado', y no lo he visto desde entonces.
29
"Y si también os lleváis a éste de mi presencia, y algo malo le sucede, haréis descender mis canas con dolor al Seol."
30
Ahora pues, cuando yo vuelva a mi padre, tu siervo, y el muchacho no esté con nosotros, como su vida está ligada a la vida del muchacho,